Tuesday, 31 January 2012

I'm gonna be a star

¿Sabes? Puede que algún día descubras que alguien le pidió a una estrella que brillara solo para ti.
Quizás consigas entender que los recuerdos no se pierden, ni tampoco se buscan. Solo se mantienen ahí, en tu mente, donde tienen que estar. Y... supongo que aparecen cuando necesitan aparecer. Cuando se encuentran solos. Cuando te necesitan.
Sí, a ti.
Puede que algún día pierdas el miedo a que tu felicidad se derrumbe. Quizás lo que te hace feliz ahora, sea solo una curva más que hubo en tu camino.
¿Sabes qué? No me arrepiento de decir que yo tengo ese miedo. Pido al cielo, a las estrellas, a la luna. A mí misma. Para que lo que hoy me hace feliz, no se convierta en rutina más adelante. Tengo miedo de olvidarme de algunos de los sueños de ahora por culpa de la costumbre. Del aburrimiento, de la monotonía. Tengo miedo de cansarme de todo. De necesitar buscar nuevas experiencias para ser feliz, con el coste de dejar de lado a las que un día me regalaron la sonrisa más sincera, más increíble de todas.
Vivo con miedo, nunca me creí eso de: "No, si yo no tengo miedo a nada". Es absurdo. Es imposible.
A no ser que no tengas nada más que perder... que sigue siendo tan difícil como cambiar el curso de un río a base de dar forma a sus piedras. Es tan difícil como olvidarse de todos tus pensamientos por más de dos minutos. Absolutamente todos.
"I'm gonna be a star. You know why? Because I have nothing left to lose".
¿Y qué hay de eso? Es diferente, ¿verdad?
Es curioso, cuando no tienes nada que perder, nada por lo que llorar o reír. Cuando tus sueños son recuerdos. Cuando sientes que no puedes más, tienes dos opciones: rendirte, abandonar... o seguir adelante, ser una estrella. Triunfar. Reírte del mundo. De ese mismo mundo que un día quiso creerse más grande que tú, por el simple hecho de tener el control.
No. No tiene el control.
Tú llevas este barco. El timón.
No te confíes, nunca sabrás a tiempo si tu barco resultará ser de papel... o de madera. La madera más resistente del mundo. La más increíble.

Saturday, 28 January 2012

No es algo que facilite el día a día

Siempre fui fanática de los imposibles.
Conseguir lo fácil, lo ya hecho. Trabajar sin esfuerzo, no buscar la perfección.
Creo que cada persona depende de su estado de ánimo, de su personalidad y, ¿por qué no? De sus recuerdos, de sus aventuras, de su experiencia.
Nunca fui de esas personas que se conforman con lo escrito, con lo ideado. Necesito algo más. Algo que esté más allá. Fuera de lo convencional.
Necesito retos, murallas por destruir. Cielos demasiado altos, infiernos demasiado ardientes.
Siempre elijo el camino difícil. El que sé que me complicará la vida. El que me hará llorar, pensar todo el día, sonreír. Ese que me llevará tiempo comprender.
A veces, escojo rutas que ni siquiera están totalmente ideadas. Quizás sean inciertas; pero es ahí donde está la emoción. La sensación de no saber lo que pasará al final.
Y, ¿sabes? Soy experta en encontrar esos caminos... que son más difíciles. Esos que, en muchos momentos, te obligan a hacer una pausa y pensar si estás haciendo lo correcto. Si sería mejor abandonar.
Pero... es que nunca, jamás, me he permitido abandonar. Nunca.
Es algo demasiado fácil para mí. Demasiado sencillo.
Necesito esos laberintos, esos días imposibles para mantenerme viva día a día. Necesito aprender algo nuevo siempre. Necesito saber que algún día, lejos de aquí, alguna de esas metas me premiarán con todo lo que soñé.
Y ese será el momento en el que sabré por qué empecé cada uno de esos sueños, cómo fui capaz de tenerlo tan claro al principio... y perder la razón durante el camino. Para recobrarla al final.
Sí, claro que podría decir, con toda la certeza, que soy fanática de los imposibles.

Olvidar y simplificar

Cuesta acostumbrarse a perder la suerte.
Cuesta hacerse a la idea de que hay que desechar todo lo que pensamos que nos haría felices. Todos los cuentos de hadas que creímos perfectos.
Te das cuenta de que algo iba en serio cuando te duele escribirlo. Recordarlo. Quizás no siempre es así, pero sí muchas veces.
No sé qué estoy haciendo. Solo sé que, a veces, nos tenemos que hacer a la idea de cosas que no nos gustan en absoluto. Algunas solo nos llevan un par de días... pero otras pueden acompañarnos meses, años. Incluso una vida entera.
¿Sabes qué es lo peor de eso? Que no siempre tratamos de conformarnos con eso, que es lo correcto. A veces,  intentamos que se nos olvide y, por eso, volvemos a la ilusión. A la ilusión de que esas cosas prohibidas no estén tan lejos.
¿Quieres un consejo? No dejes que nunca, nadie, te diga qué es lo correcto.
Pero eso no excluye el hecho de que tengas que renunciar a cosas, por maravillosas que sean para que, a la larga, todo sea más "bonito".
Más sencillo.

Friday, 27 January 2012

Dejar huella

Piensa en algo que te haga sonreír. Una melodía, una imagen, un regalo, una persona. Una sensación, un momento.
No te lo quites de la cabeza en ningún momento.
Si te ha costado encontrar algo, quizás, solo quizás, es hora de que vayas en busca de ese algo. De ese último pensamiento antes de caer rendida cada noche. Es hora de que decidas buscar algo que condicione tu felicidad en muchos momentos. Es precioso ver cómo puedes disfrutar de algo tan solo con la imaginación.
¿Sabes? Puedes recorrer el mundo con ese pensamiento. Puedes ir a París, a Londres, a Roma. Puedes subir al cielo o nadar por el océano. Solo te hacen falta dos cosas. Ilusión y ese algo.
Puede que, si consigues ser feliz tan solo con eso, algún día te encuentres sonriendo sin motivo. Cuando andas por la calle o cuando estás a punto de dormir. Puede que algún día agradezcas tanto a la vida que ni siquiera se te pase por la cabeza desaparecer, ser otra persona o, quizás, arrepentirte de todo lo que eres, lo que has conseguido.

Tuesday, 24 January 2012

Por casualidad

Al principio, te vi, miré para otro lado y, sin que nadie se diera cuenta, cerré los ojos y suspiré. Ya estabas aquí. Habías llegado por fin.
No creo en las casualidades. Antes sí, ahora, quizás menos. Tampoco estoy en condiciones de afirmar nada.
Últimamente parece como si todo estuviera programado. El destino es demasiado caprichoso, definitivamente. No se conforma con vasos medio llenos. Los quiere enteros.
Es demasiado irónico. El destino te trajo, por casualidad,  te puso delante de mí. Y, cuando supo que ya no había vuelta atrás, cuando supo que había caído hasta el fondo; desapareciste.
Sin más.
¿Dónde estás? A veces, incluso parece que quieres decirme algo pero, luego, ni siquiera existes.Y lo mejor que puedo hacer es sentarme y esperar.
El problema de todo esto es prepararse. Tener algo, por mínimo que sea, planeado. El problema de todo esto es seguir viviendo de la ilusión. Seguir pensando que son tonterías. Que mañana será mejor. No, mañana no, dentro de un tiempo. Sí, ¿qué pasa con ese tiempo? Luego nunca es como esperas. Nunca es ni tan bueno, ni tan malo.
Es, simplemente, diferente.
Quizás mi problema es que siempre mantengo la esperanza. No, espera, quizás ese es el problema que tiene el destino conmigo. Es un ciclo, un círculo cerrado. Siempre pienso que no ha llegado el final. Siempre estoy segura de que falta demasiado para caer. Para llegar hasta el fondo.
Siempre creo que hay demasiadas soluciones.
Pienso que hay que buscar una solución cuando el problema nos golpea en las narices. Cuando ya no hay más remedio.
Nada es para siempre.
Absolutamente nada.

Monday, 16 January 2012

You are simply wonderful :)

Imagínate.
Un lunes, mediodía. Acabas de terminar tus clases, tu rutina de siempre. Y es el único descanso que tienes porque, después, por la tarde, sigues con tus clases. Con tu monotonía. Estás comiendo con tu familia, como siempre. Nada parece haber cambiado, todo sigue como siempre. Hablas animadamente, sin contratiempos.
Y, de repente, suena esa melodía. Esa melodía que te hace reaccionar cuando menos te lo esperas. Apenas dos segundos de alarma.
“Vaya, ¿un mensaje?”
Sí, un mensaje. Frunces el ceño y barajas la posibilidad de levantarte de la mesa, así, sin más, y saciar tu curiosidad; o, simplemente, esperar que pase el tiempo. Ya lo verás luego, seguro que no es nada importante.
¿Seguro?
Te levantas, sin pensarlo demasiado. Al demonio con lo acordado, con las reglas. Con lo que estaba previsto que tú hicieras. Te levantas y coges el teléfono. Sabes que todos te están mirando pero no te importa. Tampoco parece que vayan a tenerlo en cuenta.
Miras el teléfono fijamente, a esa pantalla. Y te decides, abres el mensaje.
¿Y ahora? ¿Y ahora qué?
Sonríes. No, no te lo esperabas. Era demasiado poco previsible. Demasiado directo. Demasiado perfecto.
De repente, empiezas a recordar. Haces un camino por tus últimos días. No, quizás no hayan sido los mejores. Pero ahí está ella para recordarte que queda toda una semana, entera, es tuya. Es vuestra. Y, por eso mismo, va a ser más que perfecta.
Las dos sabéis que últimamente no todo ha sido tan maravilloso como se esperaba. Como estabais convencidas de que iba a ser. Pero también sabéis que los lunes no solo sirven para desear que acabe ya la semana. No solo sirven para pensar lo lejos que está ese fin de semana. Ese viernes, ese sábado y ese domingo.
¿Sabes? Creo que es tu primer paso, en este lunes, para convertir la semana en perfecta. En una digna de recordar, en una de las mejores porque...
“You are simply wonderful :)”

Sunday, 15 January 2012

How I wish you were here

Que no, que no eres tú, que ya no estás tú...



Hay personas que se van. Personas que, sin ningún motivo aparente, desaparecen.
Y ahí es cuando las consecuencias se dejan ver. Nunca pensaste qué pasaría cuando faltara alguien en tu vida. Y, si lo pensaste, ni siquiera te imaginabas que pudiera ser verdad, de la misma forma en la que aparece en tu cabeza.
Hay una ligera diferencia cuando lo piensas a la realidad. Cuando lo piensas, te basta con abrir los ojos y saber que era todo una farsa. Que sigues ahí, con esa persona, que no te ha fallado. En cambio, todo cambia cuando la imaginación se adapta a la realidad. Cuando abres los ojos y te encuentras vacía. Alguna parte de ti ha muerto porque tus ojos ya no ven igual que antes. Ya no ven las mismas cosas. Falta alguien.
Y nunca va a volver.
Quizás, cuando te imaginabas qué sería de ti sin esa persona, alguna lágrima empujaba desde dentro de ti para salir al exterior, para hacerte ver que no era algo trivial esa sensación.
Sin embargo, todo cambia, aunque no lo creas, cuando todo pasa a ser realidad. Sí, caen lágrimas de los mismos ojos, del mismo corazón. Pero son distintas a las de antes. 
Ahora, estas, llevan un peso que nunca más vas a recuperar. Sale, poco a poco, de ti la alegría que te hacía pensar que ese alguien estaría allí si le pidieras cualquier cosa.
Porque ya nunca va a estar.
¿Sabes? Creo que las lágrimas te dejan vacío. Y, cuando ya no queda ninguna más, es cuando te paras a pensar. En frío.
Qué diferente sería todo si nunca te hubieras ido. How I wish you were here.

Luz propia

¿Nunca habéis tenido la sensación de que alguien resalta entre muchas personas? Como si tuviera luz propia.
Estás de compras, en el centro de la ciudad. Demasiadas personas, demasiadas caras. No te fijas en nada ni en nadie. Al fin y al cabo, todas son personas que han salido al centro igual que tú.
Y, de repente, allí está. Hay una luz que te ciega. No te deja ver y, a la vez, te obliga a mirar. Es como un imán.
Y, cuando te paras a mirar esa cara, es como si no hubiera nadie más. Nadie más porque todas las demás personas no tienen esa luz. No tienen ese encanto. No sobresaltan de ninguna manera.
Imagínate, por ejemplo, Los Beatles. Mira una fotografía y sin pararte demasiado, dime quién te ha parecido que brillaba con luz propia.  Quizás todos te parezcan lo mismo... o, quizás, alguno, tiene un toque personal diferente. Quizás te parece diferente de alguna manera. Que sale fuera de la foto. Que te quiere decir algo.


¿Sabes? Tengo a Paul McCartney en mi habitación. Ha salido de la fotografía.

Saturday, 14 January 2012

Una fuga de constancia

¿Quieres que te cuente un secreto? A veces, pienso que la vida no sería tan maravillosa si faltaran los pequeños detalles.
Piensa en tu mejor amigo. ¿Lo echas de menos ahora mismo? Quizás acabes de despedirte de él, lo hayas visto hace poco o esté aquí mismo contigo. Quizás, solo quizás. Porque también puede que haga tiempo que no habléis demasiado, que no sepas nada de él desde hace varios días.
Creo que el destino nunca te avisa de cuándo va a actuar. De cuándo va a mover pieza. Nunca quiere decirte cuándo aparecerá y te robará todo lo que tienes. Se acerca de repente, ni te mira. Se lo lleva todo.
O te da lo más bonito del mundo.
Te ofrece una alternativa, una parte de ti que no conocías. Te obliga a crecer, a ser alguien un poquito mejor. Te ayuda a sonreír, a ser consciente de todo lo que tienes. De las oportunidades que te ha regalado.
¿Sabes? Hazme caso, piensa en tu mejor amigo... y sonríe. No lo dejes escapar. Míralo, sin motivo, cada día. No permitas que haya un solo día que no sepas nada de él. No dejes que el destino se interponga cuando no le toque. No consientas que todo se consuma por culpa de una fuga de constancia. Cállate, míralo a los ojos.
Y sonríe. Sin que sepa la razón, sin que, ni siquiera, se la imagine... porque así, algún día, serás tú el que no se imagine un motivo, una razón por la que te sentirás tan feliz. Tan completo.
Te aseguro que tu vida estará más cerca del cielo, donde todos los sueños se cumplen. Sin saber por qué.









        Hay veces que me paro a pensar y...





















              ...nunca le dejáis espacio 
                           a mis pensamientos.

Friday, 6 January 2012

Días como esos

Son de esos días que te marcan. Esos días que supondrán una diferencia en tu monotonía. Son de esos días que recuerdas con cariño, que cuando alguien se acuerda de ellos delante de ti, estás obligado a sonreír. De esos días que, si ves fotos de cuando lo viviste, deseas volver de nuevo. Sentir de nuevo.
Ojalá pudiera volver a ese día. Vivirlo.
Es ahora cuando me doy cuenta de que fue demasiado especial. De que, si no hubiera estado en el momento exacto, en el sitio exacto, quizás, solo quizás, lo habría dejado pasar y, ahora, sería un poco menos feliz. Un poco menos soñadora.
Creo que todos necesitamos tener días así. Días inmejorables. Aunque no perfectos.
Poco a poco, tu meta es volver a sentir esos momentos. Hacer que vuelvan de nuevo, tenerlos a tu lado. Sacarle provecho a todos y cada uno de los segundos de esas veinticuatro horas.
Son de esos días en los que aprendemos algo. Algo que condicionará tu camino al andar. Condicionará, quizás un poquito o quizás mucho, tu paso. Quizás consiga traer nuevos sueños que alcanzar, o dibujar una nueva meta.
De repente, tu cielo es un poquito más azul, está, sin darte cuenta, un poquito más cerca. El Sol, las nubes, te invitan a acompañarlos. A formar parte de esa belleza.
Una belleza que alcanzarás... un día como esos.
La belleza que alcanzaste en ese segundo, en esa mirada... en ese escalofrío.

Tuesday, 3 January 2012

El recuerdo te hace más fuerte

A veces los recuerdos nos juegan malas pasadas.
Cuanto más tranquilo estás, cuando más convencido te sientes de que todo está superado, de que, absolutamente todo, quedó en el pasado, es cuando se encargan de aparecer y hacerte ver que no se quedaron tan lejos.
Te hacen trasladarte a un pasado, malo o bueno. A veces, lo echas de menos; en cambio, otras, deseas que se hubiera quedado tranquilito en su lugar, en donde debería estar siempre.
¿Sabes? Hace poco tiempo que me acompaña uno de esos recuerdos a todas horas. No es algo que tuve que superar. Simplemente, tuvo su lugar y allí se quedó. Tuvo su momento de gloria y se apagó. Se apagó durante mucho tiempo. Y, ahora, es cuando vuelve. Traicionero. No me entristece, no me hace llorar, ni siquiera me estremece. Tampoco ardo en deseos de que se vaya de nuevo o, quizás, de que se vuelva a repetir. Solo parece como si echara de menos cómo me sentí en aquel momento, disfrutando y viviendo ese recuerdo.
Ahora, sin embargo, son escenarios completamente distintos. Pero, a veces, es como si nunca hubiera avanzado el tiempo. Es cuestión de segundos, la sensación de estar estancado pasa por delante de ti y se va. Sin más. Vives de nuevo ese recuerdo, como si nunca, en ningún momento, se hubiera acabado.
Parece que solo quiere recordarte que está allí, que no se irá y que las historias se repiten, una y otra vez.
Una y otra vez.
Y ese recuerdo te ayuda a ser más fuerte... pero también te mantiene invulnerable, te hace olvidar dónde estás, llevándote a otro lugar, lejos del presente.

Sunday, 1 January 2012

Justo ahora

¿Sabes? Ahora es cuando me creo que todo va a ir sobre ruedas. Es como si los años anteriores hubiera mentido en cada brindis de año nuevo. Soñaba con un año maravilloso, con un año inolvidable, pero nunca llegué a creérmelo. Quizás mis metas durante todo este tiempo no han sido las adecuadas. No se ajustaban a mi felicidad. O, quizás, simplemente, no llegué a comprenderlas del todo. No llegué a profundizar en ellas, a mirar dentro, a saber que cada parte de ellas es demasiado importante como para dejarla pasar.
Y, ¿sabes qué? Este año todo ha sido diferente. Me he creído que todo va a ser mejor que nunca. Sé que no me equivoco. Lo sé, simplemente. 
Sé que mis metas son alcanzables; necesitan esfuerzo, pero eso es lo que me ilusiona. Sé que son más que sueños, más que premios. Son lo que me espera este año. Son los reponsables de mis sonrisas, de mis miradas, de mis lágrimas.
Son todo lo que podría esperar. Aunque queden mil por descubrir.
Todo eso, absolutamente todo, me obliga a creerme que, de hecho, este año va a ser mejor que nunca. A partir de ahora, justo en este momento, podría levantarme y no temer. Nunca más.
Porque sé que las voy a alcanzar, las veo cada vez más cerca.
Los sueños... no son algo de cuentos de hadas.