Monday 15 October 2012

You can take my memories

Que si me tiendes la mano, te doy un abrazo.
Que si me empujas desde un puente, me caigo al vacío.
Que si me pides que salte hacia el cielo, llego a las estrellas.
Que si lloras por mi ausencia, paro el tiempo. Donde estemos tú y yo. Paro el tiempo y me olvido de dónde se quedó. Para no volver a empezar, ni siquiera para terminar.

Just because I'm losing, doesn't mean I'm lost.

Creo que todo el mundo debería pintar un lienzo alguna vez. Coger un pincel, algo de pintura y convertir el tiempo que dura cada pincelada en algo entre la pintura y tú. La sensación será diferente cada día, cada minuto, cada segundo. Te condiciona tu día, quieras o no. Es como un abrazo. Un abrazo a cómo te sientes en cada momento. ¿Alguna vez has abrazado a alguien sin poder soltarlo? Eso es lo que he sentido yo hoy al dar la primera pincelada del día. Me abrazaba a mis sensaciones, a mis sentimientos, a mi realidad. Me abrazaba tan fuerte que apenas podía concentrarme en respirar.
Tú y el lienzo. Tú y tu realidad desplegada delante de ti. No hay tanta diferencia.
Dicen que si se separan los grandes problemas en partes simples, se resuelven casi sin pensar. ¿Es eso verdad? Supongo que lo será para aquellos que sepan diferenciar entre un gran problema y otro sin importancia.
Esas partes simples no están hechas para mí. Normalmente los grandes problemas no tienen solución. Quizás ni siquiera sean problemas. Todo depende de cómo queramos mirar a nuestro alrededor.

Lights will guide you home and ignite your bones. And I will try to fix you.

Saturday 6 October 2012

De partidas y venenos

La distancia nos ganó la partida.

Quizás fueron los dados trucados. O mi mala suerte. O, quizás, que no fuimos lo suficientemente valientes.
Quizás fuiste tú. O yo.

O la estrategia de la vida, que siempre va medio paso por delante.

¿Quién puede luchar contra los caprichos del destino?

Siempre tendrás un trocito de mí. Siempre será tuyo por mucho tiempo que pase.

El destino podría arrepentirse de usar esos dados envenenados suyos. Podría darse cuenta de que sus fichas son siete mil veces mejores que las nuestras. Podría; pero no lo hará. Porque nunca lo hizo antes.
Nunca tendremos ventaja. Nunca nuestro puesto en el podio.

¿Qué pensarías si te dijera que sigo temblando al escribir estas líneas? ¿Y qué me dirías si supieras que sigues estando en la cumbre de mi pirámide de prioridades? ¿Y si estuviera pendiente de todas tus palabras, tu risa y tus cavilaciones? ¿Y si supieras que nunca podría olvidarme de ti ni por un segundo?

Quizás me dirías que miento, aunque pensaras lo contrario. Y, quién sabe, quizás tuvieras razón en eso de que miento.

Pero, dime, ¿quién de los tres es capaz de juzgar eso; , yo o el destino?


Thursday 4 October 2012

Lo que me falta de ti

Todo consiste en cerrar los ojos y dejarse llevar. Dejarse llevar.

Dejarse llevar. Dejarse llevar. Dejarse llevar...

Hasta que no quede nada de ti en ningún lugar. Hasta que no sepas quién eres. ¿Qué importa todo lo demás?

Recuerdo las olas del mar del que nunca supe su sabor. Recuerdo el olor de las amapolas que nunca vi. Recuerdo el sonido de la guitarra que nunca toqué. Y recuerdo... recuerdo cómo me envolvías en tu abrazo pero casi me he olvidado del sonido de tu risa. También recuerdo que jamás olvidaste una sonrisa, ni una de esas frases que a veces soltaba sin más, cuando menos lo esperabas. Pero tampoco olvidaste ninguno de mis errores.

Recuerdo... recuerdo claramente el sonido de tu corazón pero, fíjate, lo que no consigo rescatar de mis recuerdos son tus ojos.

Me faltan tus ojos...

¿Y tú? ¿Recuerdas cómo estudiabas cada trazo de mi cuerpo? Seguro que recuerdas que no me enfadé cuando me dijiste que mi imperfección nunca llegaría a ser perfecta. Seguro que recuerdas que apenas paraba de pensar en ti.

Pero no estoy tan segura de que recuerdes mi nombre, mi edad o mis "te quieros".

Dejarse llevar. Dejarse llevar. Dejarse llevar...

Eso es todo lo que me enseñaste a hacer.