Contigo las cosas son fáciles. Rompes los días suicidas de un mes en un mísero segundo de compostura. Rompes con los autorreproches que causan las tormentas con tan solo el tacto.
¿Cuánto tiempo nos queda para brillar? Cuando la música te abrace y te lloren los silencios, búscame. Cuando vuelvas a sentir la seguridad de la calma en medio del océano o cuando tengas claro que mañana esa estrella ya no estará, llámame. Pero cuando necesites mi voz, mi tacto o mi humor, déjame ir.
Igual lo hago yo. Como si todo fuera aplicable a todo. Haga lo que haga y diga lo que diga, siempre este hedonismo que casi nos asfixia. Casi. Y nos define por las noches pero nos traiciona con cada primer rayo de sol de cada día.
Has dejado de notarme, he dejado de buscarte. Has vuelto con más ímpetu, me has aplastado con tus ganas. Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así.
Y hoy me cuesta más hablar de mí y mucho menos hablar de ti. Aunque me cueste todo lo que no sea esperar.
No me he enterado de la mitad. Lo que has dicho son palabras que significan libros y frases sin terminar que son párrafos.
Toy confusa. ¿La has editado o es que me ha dado una embolia?
ReplyDelete