Temblor. Temblor. Temblor.
Dime qué es todo esto. Vamos, dímelo. Dime que es una pesadilla. Dime que todo puede salir bien. Dime que yo nunca he tenido mala suerte, que el mundo me ha apoyado. Vamos, dímelo. Escúchame. Por favor.
¿Por favor...?
Ni tan hundido ni tan elevado. La cal y la arena. El fuego y el hielo en tu piel. El sabor de la hiel.
Ojalá ocurra un milagro y haga que existan los milagros.
Todo es así de incoherente, todo es así de gris. Ni blanco ni negro. Gris.
¿Y arrepentirse? ¿Arrepentirse es malo? Quizás sea malo, pero creo que es lo más humano que existe.
¿Sabes qué? Hoy he pensado en ti, como todos y cada uno de mis minutos; y, ¿sabes?, creo que todavía siento que estás aquí, que voy a tu lado, como si no hubiera pasado nada, como si todo fuera como hace apenas una hora. Quizás deberíamos haber pensado algo más antes de cantar victoria. Quizás nos equivocamos al pensar lo bien que sabía ganar por actuar con cabeza cuando el momento que verdaderamente necesitaba esa "cabeza" era justo ahora. En este momento o, quizá, hace unos minutos.
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