Todo consiste en cerrar los ojos y dejarse llevar. Dejarse llevar.
Dejarse llevar. Dejarse llevar. Dejarse llevar...
Hasta que no quede nada de ti en ningún lugar. Hasta que no sepas quién eres. ¿Qué importa todo lo demás?
Recuerdo las olas del mar del que nunca supe su sabor. Recuerdo el olor de las amapolas que nunca vi. Recuerdo el sonido de la guitarra que nunca toqué. Y recuerdo... recuerdo cómo me envolvías en tu abrazo pero casi me he olvidado del sonido de tu risa. También recuerdo que jamás olvidaste una sonrisa, ni una de esas frases que a veces soltaba sin más, cuando menos lo esperabas. Pero tampoco olvidaste ninguno de mis errores.
Recuerdo... recuerdo claramente el sonido de tu corazón pero, fíjate, lo que no consigo rescatar de mis recuerdos son tus ojos.
Me faltan tus ojos...
¿Y tú? ¿Recuerdas cómo estudiabas cada trazo de mi cuerpo? Seguro que recuerdas que no me enfadé cuando me dijiste que mi imperfección nunca llegaría a ser perfecta. Seguro que recuerdas que apenas paraba de pensar en ti.
Pero no estoy tan segura de que recuerdes mi nombre, mi edad o mis "te quieros".
Dejarse llevar. Dejarse llevar. Dejarse llevar...
Eso es todo lo que me enseñaste a hacer.
¿Y si me dejo llevar, viene una ráfaga de viento y me come Falete? Piénsalo.
ReplyDeleteDeal with it.
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