Las adicciones vienen a ti sin más.
Y muy rápido.
Las adicciones me han enseñado que nada es bueno si esperas mucho de ello.
Las decepciones, sin embargo, llegan a la larga. O quizás no. Quizás ni te des cuenta de que has conocido algo nuevo cuando ya te ha decepcionado. ¿O es que eso es imposible?
Y las ilusiones... las ilusiones son la magia de la vida. La sonrisa en la cara de un niño. Y, también, la última gota de vino para un alcohólico.
¿Que por qué?
Es simple. Él es feliz bebiendo, es lo que espera hacer por siempre. Es en lo que siempre piensa, la solución a sus problemas y el proveedor de sus sonrisas. Y cuando se acaba la última gota, se termina. La ilusión se derrumba. Se esfuma. ¿Qué es de una vida sin ilusiones?
No me entristece tanto el hecho de que te vayas, que me quieras ver lejos o que ni siquiera me quieras ver; como aquel que es que me robes una ilusión.
Tú solo has sido capaz de crearla, traerla a mi vida y matarla. Así, sin importarte nada más.
Es triste que casi nunca veamos más allá de nosotros. Que el desconocer tantísimas cosas que pasan por ahí fuera nos hagan hacer daño a los que nos rodean. Es triste que nadie se dé cuenta de hacemos daño hasta que lo hacemos. O quizás ni siquiera nos demos cuenta del todo.
Es bonito, el silencio. Es triste, el silencio.
Dime, ¿qué es para ti el silencio?
Un resguardo, una tranquilidad, algo necesario
ReplyDeleteIndudablemente.
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