Soy adicta al sonido de la risa. A la imagen que brinda un paso de peatones en medio de una carretera. A las noches de viento. A la lluvia ligera.
Esta vez, si respiro es por no ahogarme.
Adoro las gotitas de agua que caen en la arena, el olor del café por la mañana al caminar y los cojines de colores.
He intentado respirar.
Sonrío al escuchar el sonido del móvil cuando termino una conversación; quizás por eso suelo esperar a que sea la persona con la que estoy hablando la que cuelgue. Sonrío al pensar que cada día voy a descubrir algo nuevo, al escuchar una canción nueva, al encontrar algo que me recuerde a ti.
No, espera.
Entonces sonreiría todos los días.
Como te mueras, te mato.
Dime, tú, que cuando apareces consigues respirar con normalidad. Tú, que apenas me miras más de dos segundos seguidos. Tú, que sigues con tu ritmo de siempre. Tú, que no te importa nada más que tu rutina. Dime, ahora, ¿sonrío todos los días? ¿Lo hago?
Ah, claro, yo no soy tu rutina. Ya voy entendiendo.
Tal vez algún día descubras que las rutinas esconden más secretos de lo que nos dejan ver ellas mismas
ReplyDeleteSupongo que sí. Pero también supongo que por el hecho de que sean rutinas, los secretos tienen que esconderse muchísimo más para no "destacar".
DeleteDe todas formas, tienes razón, algún día. Ojalá =)