Sunday, 5 February 2012

De vacíos y de palabras

Me acerqué demasiado despacio. Demasiado nerviosa, demasiado indecisa.
¿No parece, a veces, que el mundo es enorme? Más grande que de costumbre. Todo está mucho más lejos, muy distante. Ya, quizás, no te separen unos milímetros del aire que respiras. Sino que hay un vacío inexplicable entre él y tú. Te cuesta respirar. El oxígeno que necesitas tiene que pasar ese escalón, ese vacío, para poder llegar a ti.
Y ya no disfrutas de poder respirar, de poder sentirte completa. Ahora te preocupas por ese aire, por si no fuera capaz de dar el paso. De saltar ese vacío. De darte lo que necesitas.
¿No has caminado, muchas veces, sin saber a dónde vas realmente? Yo sí, demasiadas como para recordarlas todas. No sientes nada, ni frío, ni calor, ni cansancio, ni curiosidad por lo que hay alrededor. Nada. Tan solo está ese vacío, también, en el pecho. Pero, en cambio, ahora duele. Te aprisiona, sigue dificultando que ese aire te ayude, que llegue a su destino y te satisfaga. Sientes que, a cada paso, se va haciendo más grande. Es como sentir que algo se está yendo. Pero sin saber el qué. Normal, supongo, es vacío, es olvido.
¿Quién quiere olvidar, en verdad?
¿No es verdad que, a veces, tratas de buscar la forma de cómo decir algo, de cómo no dejarte en el camino ningún detalle, de cómo hacer que todo lo que está en tu mente, todo lo que te hace sentirte un poco más extraña, se convierta en palabras? Las palabras más maravillosas del mundo.
Te lleva una semana. Dos. Tres, quizás. Y, al final, te decides. Sí, ya sabes cómo lo conseguirás. Está todo planeado y, por fin, no estarás tan sola. Solo un poquito menos que antes.
Y llega. Llega el día y... ¿qué?
Nada.
Absolutamente nada.
¿Qué tenías que decir? ¿Dónde se han ido las palabras maravillosas? ¿Dónde se han escondido?
Eh, espera... ¿no es ahora el vacío un poco más grande?

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