Sunday, 12 February 2012

Estática

A veces preferiría conocerme menos, ser capaz de engañarme más fácilmente.
¿Sabes? Hace tiempo pensé que tardarías milenios en salir de mi cabeza, de mi día a día. Pensé que sería casi imposible que te olvidara. Que solo fueras algo pasajero. Cada día buscaba. En todas partes, en donde menos te imaginas.
Te veía en todos lados pero, era curioso, en ninguno estabas, en realidad. Tu luz, la que un día me hizo saber que eras algo más que especial, ya apenas la recordaba. No sabía cómo era, cómo fue en ese momento. Ni siquiera hubiera sabido describir tu cara, tu mirada. No sabía nada de ti. Ni de tu luz, ni de tus ojos, ni de tu capacidad de hacerme temblar.
Hasta que llegó el momento. Casi fue de la noche a la mañana. No, ¿qué digo? Fue de la noche a la mañana. Quizás me di cuenta de que era absurdo seguir teniéndote en mi cabeza. O, quizás, fue algo diferente lo que me hizo creer haberme olvidado de ti. Pasaron semanas. Semanas enteras sin echar de menos lo que nunca tuve. Una mirada que nunca me perteneció. Una sonrisa que nunca me dedicaste.
Estaba tranquila, por fin. Me había olvidado de todo lo que me hacía bajar la cabeza, suspirar y conformarme con lo que ya tenía. Era como si te hubiera necesitado todo el tiempo atrás; pero, en ese momento, ya formabas parte del pasado. De las cosas que nunca tuve. De los sueños que quedaron en un baúl.
Es demasiado extraño, ¿no? No he llegado a entenderlo aún. No soy de las que se rinden; pero sí de las que lloran cuando se ven tan forzadas a quedarse en un sitio que lo único que pueden hacer es seguir respirando sin más. Estática. No puedo dejar que las agujas del reloj sigan contando, sigan restando minutos, días. Necesito mover pieza, pensar rápido. Y acertar.
Por eso mismo, por todo, hoy has vuelto a mi cabeza. Has vuelto a aparecer. Has tardado demasiado. Más de lo que esperaba...
...pero has vuelto con más fuerza. Dejándome sin aliento. Sin paciencia. Sin respuestas, sin excusas para justificarme.
No tengo ninguna razón para que hayas vuelto a aparecer. Ni siquiera sé dónde estás. Sigue siendo igual que antes. Pero yo, como una tonta, sigo creyendo pensar que algo sí ha cambiado. Claro que sí. Yo misma.
Vuelvo a los mismos días de antes. A buscarte cada día por todas las calles. A soñar con que te encuentro. Y a escribir lo que no me pudiste regalar, lo que no pude lograr sacar de ti.
Espero que algún día vuelvas. Que algún día te pueda volver a ver. Espero que aparezcas, como mucho tiempo atrás. Y no te vuelvas a ir. Espero esa sonrisa, la que dejaste guardada en aquel cajón.
La que lleva mi nombre.

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