Solía compararme con Goya, aunque no hubo nunca nada que realmente me gustara del brochista.
Solía andar por el mundo virtual a ciegas, cansada y a solas. Desértico.
Y confiaba en que tenía talento. Que algún día quizá sí significara algo.
Solía pensar que eso de gustar era mera compasión, compromiso y todo lo que empezara por com.
Solía pararme a pensar, mirando cómo mi talento desaparecía hoja tras hoja.
Y confiaba en que no fuera cierto que quizá siempre había estado perdido.
Solía llorar a menudo, por perder el tiempo, por no hacer nada, por ver pasar los días.
Solía soñar con lo que iba a pasar, con lo que nunca pasó y solía llorar a menudo, por perder el tiempo, por no hacer nad
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