Los pájaros que vuelan lento y vuelan bajo hoy me han dicho que me van a rodear. Van a dibujar los círculos que se me forman al andar. Pero que no van a tocarme, que no van siquiera a rozarme. Me invitan a cerrarles mis ojos, a cederle el gusto de guiarme con sus vientos, que son mis vientos. Y que son los únicos.
Todos los pájaros que hoy me vuelan lloran porque no soy pájaro. Lloran porque por mucho que dibujen torbellinos a mi alrededor, no van a hacerme volar. Ni tan siquiera levitar. No tengo alas, sigo sin poder volar.
Mis pájaros se van a cansar. Les fallarán sus alas y se irán a refugiar. A mares lejanos y a nubes altas. Y, yo, desde la quietud de la tierra los veré marchar. De todos me acordaré como si hubiera sentido sus plumas en mis venas, como si fueran sus latidos rápidos los míos. Y a poco y a ratos asimétricos se me pararán.
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