Saturday, 7 May 2016

Mi golondrina



Viene la golondrina y me mira a los ojos. Siente que el mundo es más pequeño, que se detiene si no mueve las alas. Me cuenta las veces en las que ya no hablas a las personas que se parecen a mí. Dice que se le escapa a veces el hilo azul, que se vuelve invisible, que parpadea si se nubla el cielo. Dice que ha perdido las ganas de viajar, que no la ayudo a despegar. Que aunque cada vez sea más estrecho el aire, no tiene ganas de cargar con la espada. Que se maten los demás, dice. Que ya no mata más por mí. Es que yo se lo pedí. Aléjate, golondrina, deja de emigrar. He matado a mi golondrina y me he vestido con sus plumas, que escuecen más que calientan. Yo, que pensaba que sería más fácil mirar desde su piel, de repente estoy frente a la pared empapada. La miro y le lloro y ya no quiere mis lágrimas. Las vendo, de segunda mano, y me las compra un hombre con sombrero. No le veo los ojos, no sé si él quiere llorar o que le hayan llorado. Me importa tanto como mi golondrina. Me importaría saber qué está pasando en la suela de tus zapatos si no me diera rabia tu recuerdo.



No comments:

Post a Comment