ni de las rosas florecer
pudiera aunque quisiera
relatarte la frágil historia
no hay en el mundo
una coda más preciosa
que la nuestra
y aunque me niegue
al eterno sentir de tus suspiros
se adhieren férreos a mi cuello
nunca supe a qué sabía
esta soledad ardiente
hasta que me agarró los colmillos
y sabe dulce y tierna
y desgasta los empastes
y las noches de delirio
ni de las noches acaecer
pudiera aunque quisiera
alejarte de la ineludible lid