Por primera vez entro en pánico esperando lo que está por venir. Por última vez en este año.
No estoy preparada.
Me he pasado el último día de estos incansables trescientos sesenta y cinco huyendo de todo, escondiéndome en la cama.
No estoy preparada. Esta no soy yo.
Por primera vez no tengo planes más allá de esta semana, que en esta noche empieza y acaba. Se quiebra en el camino. Igual que yo me quebré en el camino. Sigo mirando hacia arriba pero los muros de este agujero me tapan las nubes. ¿Cuándo terminaré esta escalera?
Por primera vez me doy cuenta de que ya no tengo ruedas auxiliares, de que me las quitaron hace tiempo. Me doy cuenta de que he dejado atrás los paracaídas, de que ahora solo depende de mí. Y más aún me doy cuenta de que no avanzaré hasta que deje de huir, aunque me persigan las tres pesadillas de cada noche, las mil inseguridades de cada día. Dime si solo con mis palabras vas a querer respirar conmigo.
He dejado de desear tan solo ser feliz. Ahora deseo simplemente encontrarme. Porque me perdí en el quiebro, en la curva, en la caída. Y hoy, amor, se nota más que nunca. Hoy arde la herida o la cicatriz, que decidan los de arriba, más que nunca. Me queman los segundos que pasan y no dejan de pasar.
No necesito prometerme salir de esta. No puedo hacerme algo así. Si estoy en el vacío, no puedo prometerme tirarme al vacío. Si vivo en la incertidumbre, no puedo prometerme aventuras. No me voy a confundir, respiro todos los días y corre sangre por mis venas, puedo sonreír. Solo pido notar mis pies en el suelo, dejar de temblar una de cada dos palabras. Solo quiero salir, yo sola, de todo este no saber qué está pasando en el mundo de ahí fuera. O en el de aquí dentro.
¿Qué le ha pasado a mi corazón que lleva días sin hablarme? Que alguien le diga que me perdone, si se ha enfadado. Que alguien le diga que lo siento, si lo encuentra. Que alguien lo encuentre, si no aparece.
Escucha, sigo estando aquí, es solo que a veces pierdo las gafas y las ganas. A veces pierdo el Norte y se me escurre el Sur. A veces me paro a pensar en mí y no me perdono. A veces noto que debería decirme "lo siento". Alto y claro.
Pero,
ya ves,
aquí seguimos, corazón.
Por si decides no volver, te he guardado una copa de champán. Para que brindes por ti, para que descubras el anillo del fondo.
Quiero pasar el resto de mi vida conmigo.